jueves, 30 de enero de 2014

La bañera

¿Habéis oído hablar acerca de la "gráfica de la bañera"? Es una gráfica con dos ejes, en el horizontal la vida de un aparato y en el vertical el numero de fallos. Es muy visual, se ve que al principio del uso de una maquina los fallos son muchos. Rápidamente se reducen hasta tener un mínimo de fallos operacionales y a partir de cierto momento empiezan a subir lentamente hasta que el aparato en cuestión se lleva al desguace.


La curva de la bañera de los barcos es llamativa, precisamente por que tiene forma de barco. Las semanas, en lo referente al estado de animo, en ocasiones, también se parecen a esta gráfica. Seria absurdo decir que no se me ocurrió esta comparación por similitud a mi estado de animo actual. Digamos que ahora mismo estoy en el fondo de la bañera, y que tarde o temprano tocara empezar a subir en al gráfica.

Como no quiero aburriros con mis penas, en primer lugar por que son mías, y por que supongo que muchos no entenderían la razón de este estado, he decidido hablar de algo que me paso el miércoles pasado, cuando estaba en el pico mas alto de la bañera.

Hace muchos años, tuve que ir a la escuela náutica de Bermeo a recibir un curso contra incendios. Teoría del fuego, extintores, mangueras y demás. Cosas de la vida, pocos años después, era yo, uno de los profesores que impartía el curso. En ese momento me parecía simpática la anécdota.


Mientras trabajaba en Bermeo, a las mañanas daba clase, y a las tardes las recibía. Estudiaba a la vez un Máster en Derecho Marítimo en la universidad. No voy a negar que era algo cansado, en pie desde las 6 de la mañana. Cuando paraba, era para cenar y dormir.

Desde entonces me han pasado muchas cosas. Navegue de nuevo, he vuelto al trabajo en tierra hace unos meses (y de manera temporal) y fui invitado a dar una charla el miércoles pasado en el mismo máster en que estudie hace 4 años.

He de aclarar, que soy una persona que hago cosas por que me hacen ilusión, sin necesidad de cobrar, como fue este caso. Y la verdad, la posibilidad de dar una clase en la universidad era algo que me ilusionaba sobremanera.

Realmente acudí con un poco de miedo. Era de asistencia optativa y temía que como les iba a hablar sobre un tema técnico y todos los alumnos eran licenciados en derecho, empresas, economía pensé que tal vez no viniera nadie a verme. Prepare incluso un power point (bastante humilde la verdad ya que era el 3º que hacia en mi vida).

Llamativamente, vinieron casi 30 personas a escucharme. Los primeros dos minutos me note al relenti, falto de la practica de antaño, pero a partir de allí todo fluyo bastante bien. Estuvieron casi hora y media escuchándome hablar acerca de inspecciones a barcos, de legislación marítima, y de pólizas de fletamento. Y lo interesante es que hubo "feedback", me preguntaron, les preguntaba, prestaban atención, incluso parecía que les interesaba el tema.

La clase acabó y hubo aplausos. Cuando ves estos aplausos siempre te quedan dudas acerca de si son por cortesía o realmente por que les gusto. Espero que fuera lo segundo, por que por mi parte disfrute, y mucho. Incluso por que no decirlo, te da una pizca de satisfacción ver que tu estas al otro lado de la barrera tiempo después, aunque solo sea por hora y media.

Después, por otros motivos, empezó el descenso en de la curva y se estabilizo todo, pero en el fondo. En cualquier caso, ese miércoles, fue inmenso.

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